viernes, 3 de octubre de 2008

MI PRIMER HIJO


MI NIÑO


Con mucho miedo e inexperta, yo casi nunca había cocinado y en un barrio nuevo, hogar nuevo, sin tener a mi mami cerca para preguntarle cosas, ni teléfono para llamarla (cuando tenía que hacerlo debía ir a una cabina telefónica), con unos suegros que no me querían y sin tener a nadie conocido por allí, sólo a su hermana pequeña y después a otra de las hermanas mayores que vivía cerca.

Estaba más sola que la una, y poco después mi madre me mandó poner la línea telefónica en casa para que hablara con ella.

Los primeros meses no los pasé muy bien, por los nervios, por el malestar en general de los tres primeros meses, ya sabéis, (potando) los siguientes tres meses fueron un poco mejor, después los últimos con más nervios que los primeros: por el parto, cómo sería, si me pondrían la epidural, si sería parto natural o habria problemas, los nervios del desenlace final o parto.

Fueron pasando los meses y se fue engordando la barriguita, más adelante casi los últimos meses, mi hermano alquiló el bar (ver anterior entrada) con mi madre de cocinera, y ya no estaba tan sola, bajaba muchas veces a estar con ellos, pero pasaban los meses y a mi madre le extrañaba que no me diera mucha guerra, que no me molestaba casi nada, que no me daba pataditas como debería haberlo hecho, y se movía más bien poquito.

Una vez, al oscultarme los latidos de su corazón con una “trompetilla” o algo más o menos así, el médico dijo que estaba todo bien y que no se movía mucho porque no era muy activo, que no pasaba nada malo.

Estaba de ocho meses, iba una vez al mes, como el médico me pedía. La última visita fue el 16-8-84, y me dijo que iba bien, no me hicieron ninguna ecografía, como hacen ahora casi enseguida.

El día18, dos días después de la revisión, mi madre y yo fuimos al médico porque ella no estaba tranquila y volvió a reconocerme nuevamente, me encontró la albumina muy alta, me mandó con un volante al hospital, y allí me ingresaron inmediatamente, por tener la albumina casi a tope. Me miraron a qué era debido con muchas pruebas, con 31 semanas de embarazo, y esa misma noche me tuvieron que hacer una cesárea urgente porque los dos estabamos con riesgo de morir. A mi marido le preguntaron que al correr peligro los dos, a quién quería que salvaran, al niño o a mí, y mi marido no lo dudó, a mí.

¡De esto me enteré después!

Si me lo hubieran dicho a mí, no sé qué habría hecho.

Cuando me notificaron que iba a entrar en quirófano de repente sin saber el motivo, me entró un ataque de pánico que me tuvieron que sedar, casi ni me enteré de nada. Al despertar en la habitación de dos personas, medio sedada, ví a mi madre y a mi suegra al borde de las lágrimas, con caras muy largas, y pensé lo peor, pero me dijeron que el bebé estaba en una incubadora con problemas tanto respiratorios como de crecimiento. Los doctores que me atendieron fueron cuatro o cinco jóvenes muy amables, a los que había conocido el día antes, y me sonreí porque eran todos muy guapos.

Antes del parto me parecieron simpáticos y guapos, después no me importaba nada de eso, ni siquiera escuchaba nada de lo que decían.

Ya despertándome del posoperatorio, me iba percatando mejor de todo.

Había nacido con 900 gr . o 1.070 Kg., segun uno u otro informe, 38 cm . de longitud, en él pone 31 o 32 semanas de gestación, contradicciones en ambos informes. Me contaron que no se había alimentado por algún problema del cordón umbilical desde los cinco meses, por eso era tan pequeñito y no estaba totalmente desarrollado.

Ya me veis en una habitación, con otra madre y su niño, pero yo allí sin él y sin poder verlo, con algunas décimas de fiebre y sin poder salir. La sala de incubadoras estaba en otro pabellón, y yo sufriendo y pensando (que allí hay mucho tiempo para pensar), y las horas se hacían largas, hasta pensé en escaparme e ir a verlo, pero por miedo a no saber ir o a que me dijeran algo, rezaba para que estuviera mejor y pidía que si iba a sufrir que se lo llevara el Cielo.

Una de las enfermeras me dijo:
"¡Mejor que se muriera!"
Dijo que de lo contrario tendría algún problema por ser ochomesino o tendría algún retraso ¡Que era el mes más malo para nacer! A esa enfermera la odié mucho por lo que había dicho y también lloré bastante por sus palabras y porque todo el mundo me decía que tenía muchos problemas de todo tipo, hasta se puso amarillito. Entre lo que decía la enfermera y los demás, yo ya estaba muy preocupada.

Al séptimo día me dijeron que ya casi no tenía fiebre y si quería el alta. Dije que sí y sin coger el alta ni nada me fui a ver a mi niño. Días antes recé por verlo, y verlo bien, y ese día le habían quitado todos los cables o tubos, lo vi tranquilito y muy guapo, quise estar mas tiempo con él, pero insistieron que fuese a casa a descansar y recuperarme, para que al día siguiente lo pudiera ir a ver más tiempo.

Pero no fue así. Esa misma noche, que para que no me cansara me llevaron a casa de mi madre, llamaron ya de madrugada, diciéndome que había fallecido. Tuve un ataque de nervios que me tuvieron que dar un sedante para que me calmara.

Por la mañana debíamos ir a certificar o firmar su defunción y qué queríamos hacer con él, si queríamos donar sus órganos para investigar y ayudar a otros niños en su misma situación, y dijimos que sí.

Por esas fechas nació un niño que pesó 600 Grs . Y cuando supe que iba evolucionando bien, pensé: "¿Y por qué no el mio, que había pesado más?"

Tardé mucho en recuperarme. Los primeros meses quería morirme, hasta intenté suicidarme en algún momento. Pasaron los años y me daba miedo quedarme nuevamente en estado. Tardé siete años en volver a quedar embarazada. A mi primer niño le había llamado Daniel, como me gustaba, y no tenía ninguna superstición ni reparo en llamar igual a mi segundo hijo.

9 comentarios:

Sonia dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
chema dijo...

lo siento mucho, berta. no tengo palabras... perder un hijo recién nacido tiene que ser una experiencia durísima, y creo que has demostrado ser una persona muy fuerte al haber salido de ella. me alegro de que al final lo superases y que hayas logrado cumplir tu ilusión de tener hijos. porque tienes más de uno, creo recordar?

un abrazo grande.

Inma dijo...

Creo que es de las peores cosas que nos pueden pasar. La enfermedad en uno mismo es duro pero en un hijo es inasumible, ni te cuento la muerte.
Bien por tí que tienes a tu pimpollo de 16 años, no?

Bertha dijo...

Gracias a todo, si ya supere lo de mi primer hijo, pero cuando lo recuerdo,en algun momento triste ya por la noche, aun se me saltan las lagrimas.
Chema solo tengo uno de 16 añitos ya?

Ana I. dijo...

Bertha, me imagino el sufrimiento que has pasado. Sólo cuando una es madre sabe lo que se quiere a los hijos. Hasta que no los tienes, te imaginas el cariño que les puedes tener, pero no lo sabes realmente hasta el momento de tenerlos. Supongo que es una experiencia dura y difícil de superar, pero mira, ahi tienes a tu Dani, ya con 16 añitos. Has sido muy valiente. Besos

Riesgho dijo...

Uf, que dura experiencia. La verdad es que debe ser lo peor que nos puede pasar en esta vida alos que somos padres, verdad? perder un hijo o tenerlo enfermo. Todos dariamos nuestra vida o salud por ellos.
Pero ahora tu vida gira en otro sentido y tienes un niños de 16 años que seguro que suple con su sonrisa cualqueir mal tiempo pasado.
Por cierto, no dejaste número pal concursoe en el comentario que hiciste en mi blog. Si quieres ,pasate de nuevo y deja un númerito de 3 cifras que igual te toca.
Besinos.

Geno dijo...

Supongo que debe ser de las peores cosas que te pueden pasar en la vida, perder a un hijo. Mención aparte se merece el comentario de la enfermera, aunque se piense eso no se dice, caray
Geno

R.M dijo...

Que duro tiene que ser perder a un hijo. Yo te entiendo en parte, porque cuando Mara tenia 4 meses tuvo la meningitis, gracias a Dios vírica. Pero hasta ke nos dijeron ke era virica y nos mandaron para casa (7 dias de hospital y tension), lo pase realmente mal. Concretamente recuerdo el momento en ke me dijeron ke era meningitis... y desee con todas mis fuerzas ke ella estuviera bien y ke me enfermara yo y cosas por el estilo.

Es insufrible, pero ya te ves. Has salido adelante y tienes un chaval que seguro ke te hace ser feliz.

No pudo ser. Tu primer bebe no esta prenestinado para vivir... La vida es asi de cruel y puñetera.

BEsos

Bertha dijo...

gracias a todos.
gero la enfermera devia consolarte no decir esas cosa, a un que fuesen verda,no?.
r.m. es verda nuestros hijos se ponen malos de cualquier cosa y
deseamos que nos pase a nosotras, si hijo es mi alegria, a un que ahora que ya se hacen grande van dando, algu que otro disgustiyo,je je.